Muchas veces nos pasa que miramos a alguien y nos preguntamos ¿en qué estará pensando?
Perseguida por este pensamiento decidí ir a preguntarle a esa persona y como era para un trabajo le pregunte si me lo podía poner por escrito y a la vez capturar su rostro para unir ambos elementos, el pensamiento y la persona.
Una vez visto que la persona respondía afirmativamente a mi atípica propuesta decidí preguntárselo a una segunda persona y esta también me respondió de manera afirmativa e incluso alagada por la propuesta. Crecida ante estos resultados opte por repetir la hazaña aveces con buenos resultados y aveces no tantos ya que muchos ya sea por falta de ideas, de tiempo o simplemente de ganas me rechazaron educadamente y aveces no tanto.
Las respuestas se sucedían cada una a su manera algunos recurrían a las grandes frases filosóficas.
Mientras que otros recordaban la letra de una canción que estaban tarareando.

La cuestión es que se puede decir lo mismo de manera diferente y en idiomas diferentes.


Con este pequeño proyecto me he llevado sorpresas con la gente y sobretodo conmigo misma al descubrir que puedo superar los prejuicios iniciales y lanzarme a descubrir que cada persona es especial a su manera sin que eso sea algo malo.
Yo me quedo con aquellas frases que cada uno repetimos a diario y que convertimos en nuestras.

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